lunes, 6 de julio de 2020

El otro color de Mar Azul

Ni tan azul, ni tan mar, ni tan hermosa...preocupante perfil social, oculto y olvidado

Un intento frustrado de usurpación que protagonizaron vecinos del lugar sin viviendas, muestran otra faceta del hermoso balneario ubicado en el sur del distrito geselino. Casas humildes, ausencia de vivienda, falta de programas de vivienda social, el abandono de vecinos con mayores recursos, la desesperación y todo potenciado en la pandemia, dan una imagen diferente que vale la  pena conocer sin pre juzgar.


(Villa Gesell 06/07/20) Una usurpación frustrada en parte por vecinos que denunciaron y un oportuno pedido público de disculpas por parte de quienes intentaron ocupar un terreno abandonado y sucio desde hace muchos años, en la presunción de no tener un dueño privado, han sacado a la luz algunos aspectos que muestran una realidad diferente a la que el imaginario colectivo está habituado sobre el balnerario y localidad de Mar Azul, la más extrema de las localidades del sur del distrito de Villa Gesell.

Habituados a imaginar el lugar casi como paradisíaco, en verdad lo es, en un bosque enorme con construcciones de cuentos y cabañas que llaman a disfrutar el lugar, donde una mar espléndido baña las playas más abiertas, anchas, casi vírgenes del lugar, difícil es entender que esa misma localidad, considerada el "último reducto de los hippies setentistas" y sus herederos, esconda una realidad contraria, donde la falta de trabajo, la informalidad, las viviendas precarias, el aislamiento, sean situaciones propias del lugar.

Días atrás se encendieron las alarmas que más asustan a los geselinos, aquellas que señalan "usurpaciones" es decir, la toma de tierras por parte de desamparados que buscan un lugar donde levantar sus humildes casillas y asentarse en los bordes del paraíso, reservado solo a aquellos bendecidos por la bonanza y el éxito, sean estos productos del trabajo o el esfuerzo o lo que es lo mismo de las herencias de los antepasados o lo que es peor, de la habilidad de haber tomado antes la iniciativa más allá de las leyes y poseer de manera improductiva y especulativa esas tierras.

Pero hubo una gran sorpresa. Los intrusos no eran intrusos, eran vecinos de Mar Azul sin viviendas, con el acuciante frío de un invierno que ha caído con fuerza sobre la región, con la angustia de la falta de changas por la pandemia y ya no hablamos hace mucho de trabajo estable y digno, en un entorno de familia, con hijos  chicos en muchos casos que inician sus vidas rodeados de lujos ajenos y dueños de todas las necesidades. Y decidieron buscar una solución...

Comenzaron a limpiar un terreno amplio, abandonado desde que se tenga memoria y pensaron en rescatar la mugre, en parte para llevarla al destino que corresponda, en parte para ser reutilizada para la construcción solidaria, porque de eso se trata en definitiva, de un proyecto que buscar utilizar tierras que no están ocupadas, de limpiar el bosque, reutilizar lo que sirva, tirar lo que no y construir viviendas para un grupo de entre 12 y 20 familias de manera solidaria y colectiva (muy comunista para los tiempos que corren).

"...Y llegó la policía con sus perros y tranvías", como reza la canción de Sui Generis "Mr. Jones" y produjo el desmantelamiento, la denuncia y la causa penal en la que ahora deberán defenderse los involucrados.

En su defensa es necesario decir que han pedido de manera pública sus disculpas, argumentando que nunca quisieron quedarse con la tierra de nadie, que buscaban un lugar donde instalar sus viviendas y que no fueran "cuatro chapas"y han seguido limpiando el bosque a la espera de la resolución del problema y que esto sirva para darle visibilidad a sus problemas y reclamos.

Sin prejuzgar y sin querer obviar tampoco el marco legal, esta debe ser una cuestión de agenda para el poder público. Es necesario trabajar en la temática de la vivienda social y del derecho al hábitat, tan de moda hoy en los discursos, tan lejano en algunas realidades que nos rozan muy cerca.

Cientos de viviendas desde hace años abandonadas en Villa Gesell, el "cuento de las UVAS" que durante los últimos cuatro años sentimos reiterar a los respresentantes de Cambiemos locales, provinciales y nacionales, uvas que estarán agrias hoy y desechas ya que nunca llegaron aquí, son una realidad que muestra un gran desinterés público por la cuestión y por los recursos ya utilizados. 

Varios cientos más de geselinos sin vivienda propia, algunos encontrando la solución en el programa Lotes con Servicio pero que primero no alcanzan para todos y luego como dijera uno de los vecinos de Mar Azul, "si tengo mi vida, mi familia, la forma de sostenerme acá, no puedo ir a vivir pegado al golf", en alusión a la ubicación de los mencionados lotes, un proyecto de Código de Ordenamiento Urbano que promete mayores facilidades pero solo se entiende como destinado a los grandes inversores (muchas veces especuladores) y la vida que pasa, no pueden seguir sin ser tenidos en cuenta.

La otra Mar Azul espera una respuesta, quizá no sea la más numerosa, pero seguro es la más sufrida, es la que siempre permanece ahí y la que brinda la fuerza de trabajo cuando la hay. Merece un presente y un futuro mejor.

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